PARTE I: Mediohombre, el almirante cojo, tuerto y manco
Tras
finalizar la Guerra de Sucesión, Blas de Lezo fue enviado por la Corona de
España a una arriesgada y difícil misión: acabar con los piratas de los Mares
del Sur (Perú). Una de sus principales hazañas fue perseguir al corsario inglés
John Clipperton. En un primer momento éste logró evitar las naves de Lezo y
huir hacia Asia pero fue capturado y ejecutado. Por hazañas como ésta el rey
Felipe V ascendió al Almirante Patapalo a teniente general en 1734, y le
valieron para ser enviado como comandante general a Cartagena de Indias, donde
le esperaba la gloria.
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Estatua de Blas de Lezo en Cartagena de Indias |
Cartagena de Indias era el gran centro del comercio americano
y el lugar donde llegaban las riquezas de las colonias españolas. Un lugar
vital para la Corona de España y de máxima responsabilidad. Vamos, un caramelo
muy muy apetecible para el resto de potencias, sobre todo Inglaterra, que buscó
cualquier excusa para sentirse agredida y poder emprender una campaña contra
España con algún pretexto. Esta excusa la encontró cuando un guardacostas
español apresó en abril de 1731 un barco del contrabandista inglés Robert
Jenkins, al que cortaron la oreja, por eso esta guerra sería llamada por los
ingleses “Guerra de la Oreja de Jenkins”. No, no es broma, así es que como se
la conoce en Inglaterra. Para que luego digan que los ingleses no son graciosos…
Bueno sigamos a lo nuestro, ¿por dónde íbamos? ¡Ah sí!, como decía los ingleses
se sintieron agredidos por este suceso (se quisieron sentir agredidos mejor
dicho) y declararon la guerra a España.
Inglaterra estaba totalmente dispuesta a tomar Cartagena de
Indias para controlar el territorio y todas las riquezas que por su puerto
pasaban, y de paso hundir al Imperio Español, por lo que no escatimó en gastos
y juntó la mayor flota jamás vista para llevar a cabo la mayor operación
anfibia que el mundo había visto jamás, que solo sería superada por el
Desembarco de Normandía durante la II Guerra Mundial. La armada estaba formada
por 195 navíos, 3.000 cañones y unos 25.000 ingleses, comandados por Edward
Vernon, a la que apoyaban otros 4.000 milicianos de EEUU dirigidos por Lawrence
Washington, hermano del Presidente Washington.
Blas de Lezo tenía que hacer frente a esta impresionante
armada con tan solo 3.000 hombres, 600 indios flecheros, más la marinería y
tropa de infantería de marina que formaban los únicos 6 barcos de los que
disponía. Lo único que les podía salvar del desastre era su astucia y sus dotes
de gran estratega que podía poner en práctica en un terreno que conocía y que
era muy peculiar: la entrada por mar a Cartagena de Indias solo se podía llevar
a cabo mediante dos estrechos accesos, “bocachica”, defendido por dos fuertes,
y “bocagrande”, defendido por cuatro fuertes y un castillo.
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Mapa de operaciones |
El 13 de marzo de 1741 apareció ante los ojos españoles la
mayor armada que jamás había surcado los mares. Comenzaba el asedio a Cartagena
de Indias. Comenzaba la Guerra de la Oreja de Jenkins. Comenzaba a forjarse un
héroe.
Los españoles aguantaron más de medio mes el asedio, pero se
veían superados enormemente en número y recursos y empezaban a caer algunos
fuertes, por lo que Blas de Lezo tuvo que tomar una decisión muy arriesgada:
decidió quemar sus buques para obstruir el estrecho de Bocachica, y posteriormente
en Bocagrande se hundieron los dos únicos barcos que quedaban. Esto logró
retrasar la entrada masiva inglesa en el puerto pero no fue suficiente para
evitarla, por lo que se produjo el desembarco inglés. Los españoles se
defendían solo en dos fuertes y en el castillo y los ingleses se veían
vencedores, tanto que Vernon entró triunfalmente en la bahía de Cartagena de
Indias y envió una misiva a Inglaterra anunciando la victoria. En Inglaterra
incluso llegaron a acuñar una moneda conmemorativa en honor a la gran victoria
en la que se podía leer «El orgullo español humillado por Vernon» con un
grabado de Blas de Lezo arrodillado frente al inglés.
Vernon estaba decidido a darle la estocada final a los
españoles y decidió lanzar una ofensiva sobre el gran foco de la resistencia
española, el castillo de San Felipe, que apenas estaba defendido por 600
hombres. Como el asalto por el frente era un suicidio, Vernon decidió tomar la
fortaleza por la espalda de los españoles por lo que se adentró en la selva, lo
que provocó la muerte por enfermedad de cientos de soldados, aunque finalmente
consiguieron llegar a los pies del castillo y Vernon ordenó el ataque. El
primer ataque fue un autentico fracaso, 1.500 soldados ingleses cayeron muertos
ante los 600 españoles, por lo que Vernon ordenó un segundo ataque con escalas
para asaltar el castillo durante la noche del 19 de abril. Pero Vernon no contaba
con una genialidad ideada por Blas de Lezo: los españoles habían cavado un foso
para que las escalas se quedaran cortas y no pudieran asaltar el castillo, por
lo que cuando los soldados ingleses estaban arriba dándose cuenta que no podían
saltar al castillo, los españoles los masacraron. A la mañana siguiente,
envalentonados por la victoria los españoles, con Blas de Lezo al frente
empuñando con su única mano la espada, salieron del castillo para acabar con
los ingleses logrando que éstos regresaron a sus barcos. Vernon con un cabreo y
una frustración de tres pares de narices nos imaginamos, ordenó bombardear
durante un mes Cartagena de Indias pero resultó en vano. Mediohombre había
vencido.
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Castillo de San Felipe |
Vernon envió una carta a Blas de Lezo anunciándole la
retirada que decía: «Hemos decidido retirarnos para volver pronto a esta plaza
después de reforzarnos en Jamaica». A la que Lezo contestó: «Para venir a
Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra, porque
ésta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les
hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir». Lo
peor para Vernon estaba por llegar: había perdido bastantes más hombre que los
5.000 que dicen las cifras oficiales, gran parte de su flota, que incluso había
quemado en su retirada para que no cayera en manos españolas porque no tenía
gente para tripularlas, y había perdido una guerra que había anunciado ganada
con la mayor armada jamás construida. De hecho, cuando llegó no se atrevió a
contarlo y se hizo al loco, hasta que pasados los días evidentemente en
Inglaterra se dieron cuenta que no había ganado, sino que Inglaterra había sido
humillada por lo que el rey Jorge II prohibió cualquier publicación sobre la
guerra.
Vernon había llegado realizado el mayor desembarco anfibio de
la historia y se había tenido que retirar con el rabo entre las piernas por
culpa de un comandante cojo, tuerto y manco al que apodaban “Mediohombre”, al
que en su retirada tuvo tiempo de maldecir «God damn you, Lezo!» (¡Que Dios te
maldiga, Lezo!). Daba igual, había nacido un héroe.
SABER +
Ensayos:
Mendizábal, Carlos Alonso (2008): Blas de Lezo, el "Malquerido". Burgos, Dossoles.
Quintero Saravia, Gonzalo M. (2002): Don Blas de Lezo, defensor de Cartagena de Indias. Bogotá, Planeta Colombiana.
Rodríguez, José Manuel (2008): El almirante Blas de Lezo: el vasco que salvó al imperio español. Barcelona, Altera.
Novela histórica:
Name Bayona, Orlando (2011): Blas de Lezo, el Almirante Patapalo. Bogotá, Oveja Negra.
Victoria,
Pablo (2005): El día que España derrotó a Inglaterra: de como Blas de
Lezo, tuerto, manco y cojo, venció en Cartagena de Indias a la otra
"Armada Invencible". Barcelona, Áltera.