Un nuevo estudio ha descubierto que el hambre, y no solo el frío, causó estragos entre las tropas del «Pequeño Corso»
Las victorias de Napoleón Bonaparte son bien conocidas a lo
largo del globo, al igual que sus derrotas.
De hecho, no son pocas las batallas que han quedado grabadas a fuego en la
Historia debido a que el «Pequeño Corso»
fue vencido de forma humillante. Una de ellas, precisamente, es su campaña sobre Rusia, un plan que salió
estrepitosamente mal debido -principalmente- al viento gélido de la estepa y a
las enfermedades.
O eso se
pensaba hasta ahora, pues dos nuevos estudios científicos han corroborado que
el hambre también pudo ser
determinante en la muerte de miles de
soldados galos. Dicha conclusión se ha podido establecer gracias a una
serie de análisis realizados a los restos de varios militares de las guerras napoleónicas hallados en
Lituania. Estos han desvelado que los combatientes contaban con un
alto nivel de isótopos de nitrógeno en
sus huesos, algo que sucede cuando el organismo sufre una falta grave de proteínas.
Realizados
por Serenela Pelier y Sammantha Holder (de la Universidad de antropología
central de Florida) bajo la dirección de la bioarqueóloga Tosha Dupras, los
estudios han sido publicados en la revista «Forbes». En el primero, Pelier ha
analizado los isótopos de oxígeno
presente en los restos para averiguar su origen geográfico. Por su parte,
Holder ha usado los isótopos de carbono y nitrógeno para conocer la dieta de los sujetos y si
sufrían, o no, falta de algún alimento.
La campaña
Corría 1812 cuando Napoleón
Bonaparte envió a 675.000 hombres llegados
de toda Europa hacia la estepa rusa para evitar que el zar Alejandro I se lanzase sobre Polonia (ya suelen
decir que la mejor defensa es un buen ataque).
Sin embargo,
tras varios meses de luchas y avanzar sobre la misma Moscú, esta «Grande Armée»
no tuvo más remedio que iniciar una retirada
masiva. Esta se realizó, en principio, debido, al frío y las enfermedades. En esa huida
controlada murieron miles de combatientes. De hecho, cuando el grueso de las
tropas llegaron a Smolensk, al
oeste del país, solo había 41.000 soldados vivos.
Desde allí,
el ejército continuó hacia el oeste, cruzó el río Beresina y llegó a Vilna, en Lituania, donde cayeron
otros 20.000 militares debido a la hipotermia, el hambre y el tifus. Allí fue precisamente donde,
en 2001, el arqueólogo Rimantas Jankauskas halló varias fosas comunes con
restos de más de 3.200 combatientes de
la «Grande Armée». Todos, en menos de siete metros cuadrados y todavía con lo
que quedaba de sus uniformes y sus pertrechos. La mayoría, hombres (salvo dos
docenas de mujeres).
Los estudios
Este tesoro arqueológico es el que
ha sido usado por las expertas para determinar si el hambre afectó o no de
forma determinante a los combatientes. Para ello, Pelier analizó, en primer
lugar, restos del fémur de ocho hombres y una mujer (acompañante de los
soldados, probablemente).
Durante su
investigación, basada en la medición de isótopos de oxígeno en los huesos,
logró averiguar que ninguno de los
varones era natural del lugar y que, posiblemente, habían estado en la
Península Ibérica y en África antes de llegar hasta allí (ambos, lugares en los
que combatió el ejército de Napoleón). La mujer, por su parte, provenía del sur de Francia.
Posteriormente,
Holder analizó los restos de isótopos de carbono y de nitrógeno que se hallaban
en las muestras de 73 hombres y 3 mujeres enterradas en la fosa común. Y es
que, la cantidad de estas sustancias presentes en los huesos ofrece datos sobre
los carbohidratos y proteínas que ingerían lo sujetos.
Los
resultados fueron determinantes: más de dos docenas de los sujetos tenían altos niveles de isótopos de nitrógeno (algo
que sucede -entre otras situaciones- cuando el organismo necesita urgentemente
proteínas. Esto, en palabras de la experta, indica que muchos sufrieron de una
mala alimentación.
«Los
periodos prolongados de inanición se produjeron, probablemente, debido al servicio militar o a sus
viajes por Europa», ha determinado Holder. A pesar de que la experta ha
señalado que sus conclusiones son provisionales, parece que la falta de comida
causó estragos en el ejército de Napoleón.
Fuente: ABC
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